El anuncio de que Jorge Álvarez Maynez será el precandidato presidencial de Movimiento Ciudadano para las elecciones de 2024 es un claro ejemplo de la simulación política que caracteriza a este partido. A pesar de que pretenden presentarse como una opción “fresca” y “naranja”, lo cierto es que sus acciones parecen alinearse más con los intereses de Morena, el partido en el poder, que con una verdadera opción de cambio.
El hecho de que Samuel García, gobernador de Nuevo León, y su esposa Mariana Rodríguez, hayan respaldado la candidatura de Álvarez Maynez no es una sorpresa para quienes han seguido el accionar de Movimiento Ciudadano. La idea de que el partido busca ofrecer una alternativa política fuera de la vieja política se cae a pedazos cuando vemos cómo se mueve en el tablero político. A lo largo de los últimos años, Movimiento Ciudadano ha logrado posicionarse como una especie de “oposición cómoda”, sin ofrecer propuestas realmente disruptivas, pero sí jugando un papel importante en la fragmentación del voto opositor.
Y es que, lejos de ser un actor independiente, la estrategia del partido parece estar más dirigida a dividir el voto que a realmente disputar la presidencia. Al ofrecerse como una opción “diferente”, Movimiento Ciudadano no hace más que restar votos al bloque opositor, lo cual indirectamente beneficia a Morena, el partido hegemónico. La presencia de Álvarez Maynez como candidato presidencial no es sino una simulación de pluralidad, cuando en realidad lo que está en juego es la perpetuación del statu quo.
El respaldo de figuras como García, quien en su momento apoyó a Andrés Manuel López Obrador, solo reafirma la sospecha de que Movimiento Ciudadano juega un juego en el que la división del voto es la pieza clave para que Morena pueda mantener su hegemonía en el poder. En lugar de ofrecer un proyecto de nación sólido, el partido parece estar más enfocado en desestabilizar a la oposición para asegurarse de que la carrera por la presidencia se quede entre las mismas dos fuerzas que han dominado la política mexicana en las últimas décadas: Morena y el PRI.
Lo más preocupante de todo esto es que los votantes que se sienten desencantados con los partidos tradicionales pueden verse engañados por la fachada de un “cambio” que, en realidad, no es más que una jugada maquiavélica para mantener el control del poder. La precandidatura de Álvarez Maynez, lejos de ser una alternativa legítima, es una simulación destinada a mantener el equilibrio del poder a favor de los intereses de quienes ya gobiernan.
En definitiva, Movimiento Ciudadano no es más que una pieza en un ajedrez político que busca asegurar que Morena siga al frente del país, mientras finge ser una opción distinta. Al final, todo se reduce a una jugada para dividir al electorado y garantizar que las opciones que realmente podrían desafiar el poder sigan fragmentadas. Una verdadera lástima para los ciudadanos que creen que el cambio está al alcance de la mano, cuando en realidad están siendo manipulados por una estrategia política que solo beneficia a los mismos de siempre.