Un candidato o una estrategia para dividir
El escenario político mexicano está llegando a un punto crítico, y la oposición enfrenta un desafío que definirá no solo el rumbo de las elecciones de 2024, sino el futuro de la democracia en el país. La posible declinación de Jorge Álvarez Máynez en favor de Xóchitl Gálvez debería ser una decisión lógica para quienes buscan construir un contrapeso real al oficialismo. Sin embargo, los dirigentes de Movimiento Ciudadano parecen más interesados en jugar al aislamiento que en sumarse a un proyecto común que haga frente a Morena.
Movimiento Ciudadano ha defendido su candidatura presidencial con un discurso que se presenta como independiente y alternativo, pero su insistencia en mantener a Álvarez Máynez en la contienda comienza a parecer menos una estrategia legítima y más una pantalla para fragmentar el voto opositor. Este movimiento, lejos de construir un camino sólido hacia el futuro, parece diseñado para servir a intereses inmediatos de su dirigencia, más que a las necesidades de los ciudadanos que demandan un cambio.
La historia reciente del partido refuerza esta sospecha. Los líderes de Movimiento Ciudadano, que han demostrado ser hábiles en la negociación de posiciones plurinominales y cargos estratégicos, seguramente buscarán un premio de consolación para Álvarez Máynez cuando los números de las urnas no le favorezcan. La narrativa está clara: tras las elecciones, su “sacrificio” será recompensado con una senaduría plurinominal (2030), una diputación (2027) o, en el peor de los casos, la presidencia del partido. Todo esto en un aparente intento de mantenerlo relevante mientras espera su turno para una nueva oportunidad en el tablero político.
El verdadero costo de dividir el voto
En este contexto, la insistencia en mantener una candidatura que no tiene posibilidades reales de competir solo beneficia al oficialismo. Cada voto que se destina a Álvarez Máynez no es solo un apoyo a Movimiento Ciudadano; es un voto que deja de sumar al bloque opositor en una elección donde cada porcentaje cuenta. La democracia en México está en juego, y dividir el voto opositor es un lujo que el país no puede permitirse.
La ciudadanía merece una oposición fuerte, cohesionada y dispuesta a dejar de lado los intereses individuales por el bien común. Si los líderes de Movimiento Ciudadano realmente están comprometidos con la democracia, es momento de demostrarlo. No basta con discursos y propuestas bien intencionadas; se necesita acción. La declinación en favor de Xóchitl Gálvez no solo es una estrategia política; es un acto de responsabilidad histórica.
Una oportunidad única para la unidad
Las elecciones de 2024 son más que una contienda entre candidatos; son una batalla por el rumbo del país. La posibilidad de un cambio real depende de la capacidad de la oposición para unirse y presentar una alternativa sólida y convincente. Movimiento Ciudadano tiene en sus manos la oportunidad de demostrar que no es un obstáculo para la democracia, sino un aliado en la construcción de un México más justo y plural. La pregunta es si estará a la altura del momento o si preferirá seguir siendo un actor que divide en lugar de sumar.