La herencia de López Obrador: desafíos y farsas para el gobierno de Claudia Sheinbaum

La herencia de López Obrador: desafíos y farsas para el gobierno de Claudia Sheinbaum

A pesar de la reciente elección que lleva a Claudia Sheinbaum a la presidencia, el panorama económico y social que hereda del gobierno de Andrés Manuel López Obrador está lejos de ser el ideal que el régimen pretende proyectar. Los indicadores económicos, sociales y de seguridad no solo desmienten la narrativa de éxito de la Cuarta Transformación, sino que también perfilan un reto monumental para la nueva administración.

Claudia Sheinbaum no inicia su gobierno con un tablero en blanco; lo hace con un país marcado por los despropósitos de un régimen que sacrificó instituciones y estabilidad en nombre de una transformación que nunca llegó a consolidarse. Ahora, los indicadores son claros y contundentes: la farsa que el oficialismo ha intentado vender no puede sostenerse frente a la realidad.

Los indicadores económicos: un espejismo insostenible

El discurso oficial ha insistido en que México vive una etapa de crecimiento económico sin precedentes, gracias al aumento en las remesas y a la atracción de inversión extranjera. Sin embargo, estos logros, aunque significativos, son insuficientes para contrarrestar los efectos negativos de políticas que han desincentivado la inversión privada y aumentado la incertidumbre económica.

La inflación, que cerró en 4.98% en junio, es un recordatorio de que el poder adquisitivo de los mexicanos sigue erosionándose. A esto se suma una política energética centrada en el fortalecimiento de Pemex y la CFE, que no solo ha fallado en modernizar el sector, sino que también ha puesto en riesgo la competitividad del país frente a sus socios comerciales.

La seguridad: el fracaso más evidente

El México que recibe Sheinbaum es uno donde la seguridad sigue siendo el principal desafío. A pesar de los esfuerzos por militarizar las tareas de seguridad pública, los índices de violencia no han mostrado mejoras significativas. Los homicidios, feminicidios y desapariciones siguen siendo cifras alarmantes que desmienten cualquier narrativa de éxito.

La Guardia Nacional, presentada como la solución definitiva a la crisis de seguridad, se ha convertido en un ejemplo más de cómo las promesas del régimen de López Obrador quedaron en papel. Claudia Sheinbaum deberá enfrentar un país donde la justicia es inalcanzable para la mayoría y donde la desconfianza en las instituciones de seguridad es la norma.

El desafío de las instituciones debilitadas

Una de las mayores tragedias del gobierno de López Obrador ha sido el debilitamiento sistemático de las instituciones. Desde los ataques al INE hasta la presión constante sobre el Poder Judicial, el régimen se ha esforzado por centralizar el poder en detrimento de los contrapesos democráticos.

Sheinbaum asume un gobierno en un país polarizado, donde la confianza en las instituciones está en su punto más bajo. El reto no es solo gobernar, sino reconstruir un sistema democrático que ha sido erosionado por años de ataques desde el propio Ejecutivo.

Reflexión final: desmontar la farsa y enfrentar la realidad

La presidencia de Claudia Sheinbaum no puede ser una extensión del proyecto de López Obrador si pretende ser exitosa. Los indicadores son claros: la Cuarta Transformación no transformó más que las estructuras de poder, dejando al país con problemas más profundos y complejos que nunca.

Sheinbaum tiene dos opciones: continuar la narrativa oficialista que niega la realidad o enfrentarse a los retos con un enfoque independiente y honesto. La primera opción la convertirá en cómplice de la farsa; la segunda podría darle la oportunidad de construir un verdadero legado.

México necesita más que discursos triunfalistas; necesita acciones concretas que aborden los problemas reales. La herencia de López Obrador es un recordatorio de lo que sucede cuando las promesas vacías toman el lugar de las políticas públicas serias. Si Sheinbaum no logra desmontar esa farsa, su gobierno será recordado no como un avance histórico, sino como una oportunidad perdida en uno de los momentos más críticos para la nación.

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